Mi proyecto consistía en rediseñar una oficina relativamente pequeña (10 m²) aprovechando al máximo la luz del día, pero con la necesidad de contar con una gran superficie de trabajo para colocar pantallas y periféricos, así como planos y documentos diversos.
La solución identificada fue diseñar un tablero de escritorio a lo largo de la pared que ofreciera la superficie más útil.
Dos limitaciones: un radiador vertical que requería un recorte y la presencia de la puerta de entrada a la oficina que requería desenganchar el tablero para permitir el paso y obtener un conjunto que no pareciera demasiado «tosco» a primera vista.
Para completar la optimización de este diseño, se colocó un estante de la misma longitud por encima de la superficie de trabajo.
Dadas las dimensiones no estándar (270 x 70 cm) de este tablero, se impuso rápidamente una fabricación «a medida».
Tras unas cuantas solicitudes de presupuesto a carpinteros y ebanistas locales, tuve la curiosidad de buscar en la red si había algún profesional que ofreciera este tipo de suministro y servicio.
Rápidamente encontré y opté por ILICUT, gracias a la amplia gama de especies de madera, de cortes y moldeados en el ámbito que ofrece esta empresa.
Además, los precios parecían ser realmente competitivos en comparación con las pocas propuestas de los artesanos locales.
Todavía tenía que decidirme por pedir este tipo de suministro en Internet, que no me parecía realmente «natural»...
Pero los diversos testimonios de clientes y los primeros intercambios con el servicio de atención al cliente resultaron ser excelentes y me dieron confianza para continuar.
Así pues, elaboré un plano preciso para este proyecto de tablero y estantería, con los cortes deseados, los campos y las esquinas redondeadas que resultaron ser muy bonitas.
El tablero está hecho de madera maciza de cerezo FSC 100 % de 2,6 cm de grosor, para garantizar que la madera sea lo suficientemente dura, veteada y de aspecto claro.
La estantería se eligió en haya natural maciza con un grosor de 1,8 cm.
También pedí un producto de acabado y protección: aceite para muebles BIOrethan, incoloro.
Después de aplicar y dejar secar la primera capa, lijé la madera de manera ligera y uniforme (papel de lija de grano 280) para devolverle la suavidad al tacto.
A continuación, apliqué una segunda capa y, finalmente, una tercera para obtener un acabado perfecto.
Las patas y las consolas de la estantería se compraron en una gran superficie de bricolaje.
La oficina es ahora funcional, cálida y permite trabajar en un entorno natural y tecnológico al mismo tiempo.